Submitted by jorge on Fri, 04/10/2019 - 06:45
Esta sí es una historia propia de viernes por lo estrafalario y rocambolesco del caso.
Se trata de un cura de la provincia de Valencia que en 2016 se enrolla con un tipo, chapero por nombre y caradura de apellido, con el que termina manteniendo relaciones sexuales.
Tras ello pasa un tiempo hasta que el chapero contacta de nuevo con el párroco asegurándole que grabó las escenas sexuales entre ambos y que, en caso que no le abonara 100.000 euros, enviaría la grabación a la familia del sacerdote al igual que al Papa de Roma.
Ante esta tesitura, el pobre párroco reunió 50.000€ que le entregó en un primer momento y, tras 3 meses, otros 25.000€, para lo que se reunieron en una cafetería de Valencia, momento en que apareció la Policía y detuvo al extorsionador.
El lunes, la sección 1ª de la Audiencia de Valencia celebrará el juicio en el que al acusado se le imputan los delitos de Extorsión en grado de tentativa y un delito contra la Intimidad y por los que la Fiscalía pide 1 ½ años de prisión con las atenuantes de dilación indebida y reparación del daño. Además, ambos se sometieron a un programa de Mediación Penal Intrajudicial, tras lo cual alcanzaron un acuerdo, por lo que de seguro no se celebre la vista.
Esto le ocurre al pobre párroco de provincia por jugar con fuego y por viciosillo, ya que chantajear a un sacerdote es tarea harto sencilla por lo que representa, mientras hacerlo con un ciudadano del común apenas tiene trascendencia en los momentos que vivimos y donde las relaciones homosexuales ya no crean alarma social.
Lo que nos parece de risa es que un extorsionador salga de rositas después de tener en jaque a otra persona durante un tiempo.