Submitted by jorge on Mon, 02/01/2017 - 06:44
Nos entristrece ver, como dos ladronzuelos de poca monta y guiados por su adicción a las drogas, acabarán con sus huesos en prisión por 3 años respectivamente debido, AGÁRRENSE, a forzar una máquina expendedora de café situada en el Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza y escapar con un botín de 100 euros, 50 euracos por barba.
Varios han sido los motivos por lo que han sido condenados a una pena de prisión tan importante en comparación a la cantidad ridícula robada:
* Al forzarse la máquina, el robo se convierte en robo con fuerza, por lo que se agrava la pena.
* Asimismo, al llevarse a cabo en un edificio abierto al público, vuelve a aplicársele otro agravante.
* Además de lo ya expuesto, cada uno de ellos cuenta con varias sentencias condenatorias por anteriores delitos similares.
* A su favor tienen como atenuante el consumo de drogas.
* El botín de 100 euros ha sido mucho menor a los daños causados en la máquina, calculados en unos 836 euros, cantidad que están obligados a indemnizar a la empresa propietaria de la maquinita.
Visto el panorama de estos dos pobres diablos, por un robo de 50 euros cada uno acabará pagando el equivalente en años de prisión al que condenaron a los Albertos por unos delitos mucho mayores y que con posterioridad no cumplieron, u otros casos de gravedad relevante como los de los Pujol, de Urdangarín y demás, que no solo no entran en prisión a pesar de la relevancia de sus sumarios, sino que parece que nadie tiene el interés de cerrarlos con el fin de llevarlos a juicio.
Pero a estos sí, ya que no tienen relaciones, ni dinero, ni un abogado de primera línea que los defienda: son carne de cañón de prisión... Por 50 euros.
¡Qué pena!