En cambio, a las dos semanas les trincaron. Cuando fueron a hacer el registro con una orden judicial a la casa del Filetes, él vivía aún con sus padres, su madre dejó entrar a la pasma con total tranquilidad; la pobre mujer no tenía nada que ocultar. El susto fue mayúsculo cuando llegaron al cuarto del hijo, que tenía una especie de buhardilla independiente y a la cual solo accedía él con su llave. Tuvieron que llamar a un camión a fin de desalojar todas las cajas de electrodomésticos, equipos electrónicos y demás mercaderías que el niño había almacenado durante sus últimas incursiones piratas.
Ahora se encuentra en el talego desde hace aproximadamente un año, con 233 causas abiertas y a la espera de juicio, bueno, de juicios. No anda preocupado el menda. Sabe que cuando le condenen, le refundirían las condenas y a continuación pedirá que le apliquen ese artículo, ese que habla de la triple la mayor y ala, a cumplir. Cómo con toda seguridad se tratará de condenas cortas, en otro añito o algo más, estará de vuelta a la rue y listo.
Pero mientras tanto y a sus veintitrés añitos, desea disfrutar de la vida y aquí se lo ha organizado más que bien: cuenta con su contacto, el Funcionario, recién ascendido a Jefe de Servicios, juega al fútbol un par de veces a la semana, detenta un destino de pasar el rato, va a la escuela a hacer el paripé, juega a las cartas con los compis y ahora, lo que le falta, es una hembra. Y ya tiene a la suya en el punto de mira.
Por ello no quiere anticiparse. Esperará un par de semanas y cuando hayan cumplido los tres meses y unos días, hablará con don Ciriaco y que este cabrón solucione el problema; para eso ha mantenido durante años el hocico cerrado.