El Filetes recibe a las pocas horas la información. Ya tenía preparada una nota de respuesta para la colombiana. Está exultante con el desarrollo de los acontecimientos, hasta pasa del mal rollo con los compis de aislamiento. Ha sido readmitido en el duro corazón de la colombiana y eso para él, en el lugar en que se encuentra y sin visos de otra relación a largo plazo, es lo máximo a lo que puede aspirar.
Ha recibido la información por parte del economatero. Elisabeth María había sido trasladada al módulo. Así que la nota que había escrito con tanta dificultad tiene un destino claro y definido: el tigre, ya que tratar de sacarla de manera subrepticia de aislamiento es tarea harto difícil, imposible. Bueno, ya la verá más adelante y podrá transmitirle de viva voz y mirándole a los ojos, todo lo plasmado en el papelucho.
¿Pero por qué cojones la han trasladado a ella al módulo y él sigue aquí?, se pregunta inquieto, temeroso de que su sanción se eleve y tomen otras represalias contra él. Claro, como él es el hombre, a él le caerá todo el marrón. Siempre ocurre lo mismo, a las chonis les dan con la leve y a los pibes con la dura. De todas maneras él está preparado para esto y mucho más, máxime, sabiendo que en el próximo vis mojará seguro. Joder, solo de pensarlo se le vuelve a poner dura.
Elisabeth María deambula todo el día por el patio, cabizbaja y sin ganas de hablar con nadie. Debería de dar saltos sobre una pata por su vuelta al módulo, pero el castigo impuesto la priva de todas las ventajas que hasta ahora había disfrutado, de esas de las que no se había percibido hasta que las han eliminado de un plumazo. Definitivamente no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos, piensa.