Submitted by jorge on Tue, 14/11/2017 - 06:43

Que alguien joven cometa un delito por necesidad o avaricia y falta de previsión, se entiende.
Pero que una señora madura, con una importante experiencia vital en años, se dedique a cobrar una pensión de un difunto a sabiendas que hoy, mañana o pasado todo el tinglado saldrá a la luz, no es propio ni de su género -las mujeres suelen ser más previsoras, cuidadosas y cautas que los hombres- ni de su edad.
Porque esta mujer de 55 años, cotitular de la cuenta del fallecido hacía 16 años, extraía todos los meses durante esos 16 años la pensión de jubilación del finado con incapacidad permanente, hasta una cantidad de 108.698,63 euros, aunque la entidad bancaria, una vez levantado el pastel, devolvió a la Administración 35.198,54 euros; el resto, se le imputaba a la acusada por el delito de apropiación indebida.
La Fiscalía solicitaba una pena de 3 años y 6 meses de prisión, una multa y una indemnización de 77.000€, pero ante el reconocimiento de los hechos por parte de la imputada y el acuerdo al que llegó con la Fiscalía, la pena se ha reducido a 1 años de cárcel -por lo que no entrará a cumplir- y al pago de una multa, durante 6 meses, de 2 euros al día.
La Justicia es lenta, anquilosada, pero funciona como un rodillo que todo lo aplasta, por lo que aconsejamos que meditemos cada acción que nos pueda acarrear, a futuros, un problema con dicha Justicia, esa que es igual para todos pero que solo aplasta a los ciudadanos del común, nosotros.