Consultas Jurídicas / Abogado Penalista
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Prefiero esto a cargar con la depre de los primeros días. Recordar a mis compas del cole, a mi hermana, a los viejos, a la Paca, joder, a mi vida en la calle, y eso, es duro de cojones. Así no me pispo de lo que ocurre. Solo cuando se nos acaba el jaco y las pastis me jodo y caigo de culo en mi realidad taleguera. Entonces, y sin que el Tony lo pille, escondo mi cara debajo de la almohada y me entra la lloradera; parezco una maricona pero no lo puedo evitar. Cuando los efectos de la droga se van estás jodido; te quedas enmonao y caes en picado en un hueco donde no encuentras fondo. Así se nos pasa, al Tony y a mí, el resto de la semana. Quedamos como unos pringaos y a la espera. Mientras tanto nos dedicamos a hacer algunos trapis para los trujas y los cafés que son obligados.
Jueves. Salgo cagando leches al patio. Reparto el desayuno y busco con la mirada al Tony, después al Julián. Tony ya se está rebuscando unos cigarrillos mientras llega la hora de que nos avisen del peculio, no por el suyo, que no existe, sino por el mío. El Julián ya está colocando a un par de sus machacas en los puntos negros para controlar quien cobra y quién no. Ese movimiento es elemental y necesario, ya que si no actúa así, los pavos que cobran y deben al economatero van y le pagan a él primero; cuestión de subsistencia. El economatero también arrea de lo lindo, además de lo cual, corta el flujo de las compras, es decir, de embutidos, de refrescos, de cafés y lo más trascendental, de los trujas.
Me acerco al funcionario de peculio después de esperar una larga fila. Doy mi nombre. Pasa la punta de su bolígrafo rápidamente por encima de los nombres. Niega con la cabeza, nada, dice. Ahora sí me acojono. Veo como uno de los machacas del Julián, no es el Tony, me observa con curiosidad, con excesivo interés. Giro hacia el otro lado, tratando de evadirme de su control. Cuando creo haberlo despistado, noto como alguien tira de mi brazo. Joder, me encuentro cara a cara con el Juli.
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