Submitted by jorge on Tue, 03/10/2017 - 06:43

Es uno de estos casos que te sacan una sonrisa por lo inhabitual del tema.
Apareció en el panorama de la Abogacía Española un abogado poeta, un letrado con ínfulas literarias e históricas, pero con pocas posibilidades de triunfar, gracias a estas aptitudes, en el mundo judicial, es más, con probabilidad, en caso de haber continuado con sus escritos rebuscados y carentes de doctrina, de volver a ser amonestado de una manera más categórica.
Todo saltó cuando el Juzgado de lo Social nº11 de Madrid recibió los escritos de este abogado y, ante la extrañeza del oficial, primero y, del Juez, después, decidieron remitirlos al Colegio de Abogados de Madrid para que realizaran un dictamen de dichos escritos.
Este organismo dictaminó que la prosa legal incluida en ellos “era más propia de una persona lega en derecho, de un irresponsable con buena voluntad pero con escasos conocimientos, que de un profesional”.
Le impusieron por ello una sanción que el afectado recurrió basando su defensa en que no por utilizar dicho lenguaje dejaba de ejercer adecuadamente su desempeño profesional, motivo por el cual recibió en respuesta lo siguiente:
“Basta leer los diferentes escritos presentados por el letrado recurrente para que se observen las siguientes frases totalmente improcedentes”:
“FOLIO 7: Es justicia que se pide en la Villa y Corte de Madrid el lunes día 19 de diciembre de 1994, Fiesta de San Urbano y de San Timoteo, con el sol en Sagitario y la Luna en Géminis. Hoy se celebra la Feira do capón en Villalba, Lugo, de donde es el excelentísimo arzobispo de Madrid. Y se celebra el aniversario del inicio, en 1872, de la Segunda Guerra Carlista, y de nacer en 1886 el Eminentísimo Sr. Cardenal don Jesús Carlos.”
FOLIO 8: Tercer otrosí digo: Que la Fiesta de San Eugenio en el Monte del Pardo se debe celebrar…
De esta guisa y otras similares estaban plagados los escritos del letrado poeta, por lo que la Sentencia insiste que “con el mayor respeto a las ideas del recurrente, no son propias de un escrito forense, por no añadir nada al fondo del asunto y más parece un desprecio hacia la seriedad de la Justicia que un alegato jurídico y que cuando menos, una falta de respeto en cuanto a la forma de su intervención ante un órgano jurisdiccional".
Recibió por ello una amonestación leve, ya que no tenían claro si el “tinterillo” en cuestión podía ser un indisciplinado rebelde o una persona con alguna patología mental destacable.
De cuando en cuando el Mundo Judicial también aporta algo de diversión a esa gravedad congénita que le caracteriza.